viernes, 30 de abril de 2021
jueves, 29 de abril de 2021
Actividad 02 Ética, grado noveno. 2P
miércoles, 28 de abril de 2021
Actividad 02 Ética, grado séptimo. 2P
La Importancia de Establecer Límites sanos: Los seres humanos no nacen sabiendo cómo deben comportarse. Al contrario, nacen siendo inmaduros, impulsivos, insaciables y sin disciplina.
Es por esto que tienen a los padres — para que les enseñen lo que se espera de ellos, para establecer reglas y normas para el buen comportamiento y para definir y hacer cumplir las consecuencias de dicho comportamiento. Los adultos ‘consienten’ a los niños cuando no proveen este tipo de estructura.
Los límites y las normas son
fundamentales porque:
Otorgan a los niños sentimientos de seguridad
y protección.
Los niños van creando sus propios referentes y
van adquiriendo unas pautas de lo que es y no es válido, lo cual les ayudará a
ir conformando su propia escala de valores.
Ayudan a lograr una convivencia más organizada
y promueven el sentido del respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
Preparan a los niños para la vida en una
sociedad que se rige por restricciones y obligaciones, que deberán aprender a
cumplir, por el bien de todos.
Ponen restricciones y límites al comportamiento de los niños y les ayudan a desarrollar, de forma progresiva, la tolerancia a la frustración, es decir la capacidad para poder asimilar el sentimiento de frustración que provocará el hecho de que no siempre les salgan las cosas como les gustaría.
¿Cómo establecer límites?
1. Ser claro
y específico. Los
límites han de ser claros, específicos, sencillos y positivos. De esta manera
se informa a los niños lo que se espera de ellos y cuándo. Así por ejemplo, si
dices: después de comer, tira los restos de comida en el cubo de la basura, pon
los platos sucios en el fregadero y quita el mantel, es probable que sepa
exactamente lo que se espera que haga.
2. Informar
de las circunstancias en que se aplica: No juegues en la calle, no tenemos suficiente dinero, por eso hoy
no hay helado, No vayas a casa de Juan hoy a la hora de la cena, están muy
ocupados en su casa.
3. Deben
formularse de manera positiva. Deben
informar de lo que hay que hacer, no de lo que no hay que hacer. Por ejemplo:
cuando te sientes pon la espalda erguida, en lugar de no te sientes así
corvado. Cuando un niño llega a estar irritado y actúa destructivamente, los
padres tienen probabilidad de pensar primero en los límites negativos, por
ejemplo, ¡no me hables de ese modo!, ¡no hagas daño a tu hermano!, ¡no tires
las cosas! Los niños también necesitan límites positivos para ayudarles a
tratar con sus emociones. Al lado de los NO HAGAS, un padre puede decir
también: cuando te enfades dime cómo te sientes. Esto muestra al niño otro modo
de manejar el enfado o irritación.
4. Ser
firme. Mostrarse amable pero firme,
es una buena manera de que los niños muestren atención y sigan nuestras
instrucciones: · Sostenerle quieto por los hombros mientras le das las
instrucciones. · Mirarle directo a los ojos. · Hablarle de una manera clara y
con un tono firme. · Deja que tu rostro parezca serio mientras le hablas. ·
Insistir en ser atendido y obedecido a una instrucción razonable.
5. Ser consistente. Los límites deben hacerse cumplir de manera consistente, es decir, deben cumplirse siempre que las circunstancias sean las mismas.
Las reglas deben de ser: Claras, Realistas, coherentes. Y se dividen
en:
a.
Fundamentales, deben de ser pocas, ejemplo: agresiones a
los hermanos y padres, de respeto., no se pueden negociar.
b.
Importantes: poco numerosas y claras. Ejemplo: Hora de llegada a casa, a veces
se pueden negociar.
c. Accesorias: tareas en el hogar, ejemplo: Hacer la cama todos los días. Se pueden negociar.
Castigo: Se define como castigo la presentación de una
consecuencia negativa que sigue una conducta y que disminuye la probabilidad de
que esa conducta vuelva a repetirse.
Se puede
utilizar el castigo si se hace adecuadamente, es decir, siempre y cuando:
No sea el método exclusivo para el aprendizaje
de las normas.
No implique humillación ni descalificación de
los hijos y buscando el momento y el lugar adecuado.
Se concrete con exactitud el motivo por el que
se castiga para propiciar así la posibilidad de subsanar el error.
Se aplique lo más inmediatamente posible a la
aparición de la conducta a eliminar.
Se elija un castigo proporcional a la magnitud
del comportamiento problema.
Se elija el castigo en función del momento evolutivo de los hijos.
Cómo fomentar la responsabilidad: Esto requiere un conjunto de estrategias y habilidades que la persona va desarrollando a lo largo de su vida. Ser responsable supone:
J Conocer y practicar las normas familiares.
J Tener suficientes habilidades de autocontrol.
J Disponer de autonomía suficiente para tomar
decisiones propias, conociendo las consecuencias tanto positivas como negativas
de las mismas.
J Plantearse objetivos estables, concretos, bien
delimitados y asequibles.
J Estar motivados para conseguir los objetivos
que cada uno se propone.
BIBLIOGRAFÍA
martes, 20 de abril de 2021
lunes, 19 de abril de 2021
Actividad 02 Ética, grado octavo. 2P
La familia al servicio de la vida
viernes, 16 de abril de 2021
Actividad 02 Ética, grado once. 2P
El utilitarismo: Felicidad para muchos.
Surgió A finales del Siglo XVIII en
Inglaterra. Sus principales representantes son Jeremy Bentham y John Stuart
Mill. Estos pensadores trataron de solucionar los problemas que dejaron sin
resolver las éticas hedonistas y las formales. Los Utilitaristas identifican
felicidad y justicia con el bien social.
Para estos pensadores, nuestros actos deben realizarse teniendo en cuenta cuál
de ellos producirá o puede esperarse que produzca, el mayor bien posible,
minimizando el mal para el mayor número de personas. Este fin moral es el
llamado principio de utilidad o beneficio.
En todo lo que hacemos ha de perseguirse el mayor excedente de bien sobre el mal. Una cosa es buena si es útil y mala en caso contrario.
Jeremy Bentham:
Según él, el interés general de la comunidad se mide por la suma de los intereses individuales. No importa la situación social o económica de las personas, cada uno de los intereses individuales tiene que tener el mismo peso en la medición del bienestar general. La felicidad que una norma o ley produce debe resultar de la suma del estado de los afectados por la ley. Este principio por la tanto, necesita que puedan medirse y comprarse el bien con el mal por algún método cuantitativo.
→El cálculo hedonista: es el intento científico, elaborado por Bentham, para establecer una medición de los Placeres. Se basa en la valoración del placer y el dolor que una acción puede Producir. También explicó detalladamente el mecanismo con el que debían hacerse Los cálculos del bienestar. Para hacer un cálculo exacto de cualquier acción que afecte a los intereses de la comunidad, deberíamos ver primero el primer placer o dolor producido y los derivados, el número de personas a las que afecta y finalmente, la acción será buena si el bien producido afecta a un mayor número de sujetos que el mal que pudiera producir.
→El cálculo hedonista presenta algunas dificultades:
-La valoración inicial de los placeres o dolores es subjetiva, ya que no se estipula de una forma clara qué es el bien. A cada persona le puede dar placer o repulsión una cosa diferente.
-El cálculo cuantitativo del placer o dolor es difícil, por no decir imposible de realizar.
John Stuart Mill
Criticó esta propuesta porque lo bueno para mí no tiene por qué serlo para todo el mundo y Porque únicamente se realiza cálculo de los placeres vinculados al aspecto físico, y no se tienen en cuenta los placeres intelectuales. Para evitar los Problemas del utilitarismo, distinguió dos tipos de utilitarismo.
→Utilitarismo del acto: No existen normas generales que regulen la acción humana, debemos evaluar las consecuencias de cada acción y considera como bueno todo acto que produzca el mayor bien Posible.
→Utilitarismo de la Norma: Existen normas que regulan la acción en sociedad, la evaluación de cualquier norma se realiza en función de su utilidad y considera como buenas todas aquellas normas que mayor bien puedan producir. Para Stuart Mill hay dos clases de bienes:
→Los bienes superiores: Deben fomentarse Siempre.
→Los bienes inferiores: Deben evitarse siempre, con independencia de la cantidad de placer o dolor que produzcan.
Para él no hay que hacer cálculos, simplemente se rechazan los inferiores y se eligen los superiores.
Es uno de los defensores del liberalismo (teoría política y Económica para la cual lo más importante es el individuo). El bien del Estado Es el bien de cada individuo, pero no independiente de los demás.
Webgrafía: https://www.xuletas.es/ficha/teorias-eticas-felicidad-justicia/
martes, 13 de abril de 2021
viernes, 9 de abril de 2021
Actividad 01 Ética, grado once. 2P
Concepciones de felicidad.
LA FELICIDAD EN EL MUNDO MEDIEVAL
En el siglo IV de nuestra de nuestra era, el emperador Constantino instauró el cristianismo como la religión oficial del imperio romano. Este acontecimiento decisivo introdujo en el mundo una nueva forma de comprender la realidad basada en la idea de un Dios creador.
El predominio de la religión cristiana marcó una nueva orientación del pensamiento humano y, por lo tanto, de la filosofía. El monoteísmo, la preocupación por lo humano y el sentido trascendental de la vida posicionándolo como los temas centrales de esta época. Los medievales sintieron que explicando a Dios se explicaba la vida del hombre y que al aceptar por la fe al creador, se comprendía el sentido de la existencia.
A diferencia de los griegos que ubicaron en la razón la fuente de la sabiduría practica y de la vida virtuosa, sintieron una profunda desconfianza en la racionalidad humana y consideraron que la felicidad depende de la obediencia a la voluntad de Dios. Por esta razón, cuando lo filósofos medievales analizaron los comportamientos morales, lo hicieron en el contexto de la ley divina. las virtudes teológicas como la caridad, esperanza y, sobre todo, la fe, ocuparon un lugar central en las discusiones morales.
LA FELICIDAD EN EL MUNDO MODERNO
Desde el siglo XVIII varios acontecimientos marcaron el surgimiento del mundo moderno. Con la aparición de la ilustración y el triunfo de la revolución francesa (1789), el ser humano se convirtió en el centro de la reflexión filosófica y política. En medio de un mundo lleno de cambios los fundamentos de la ética también se vieron afectados.
Contrario a los dos periodos anteriores, que fundamentaban la moral en una autoridad, ya fuera la de Dios o de la tradición, en la modernidad la moral se encuentra justificada en el entendimiento y en la voluntad del ser humano. Este tipo de criterios permiten la aparición de una moral autónoma que se diferencia de una moral heterónoma, que es aquella que tiene su fundamento en la creencia en la obediencia a una autoridad y que no admiten el criterio individual.
Actividad en clase:
Con base en la información suministrada realizar un cuadro comparativo de las concepciones de felicidad en el medioevo y la modernidad.
jueves, 8 de abril de 2021
Actividad 01 Ética, grado noveno. 2P
OBJETIVO: Identificar el concepto libertad y determinismo en el que hacer de la vida.
Podemos entender la libertad externa como el derecho que tiene el hombre para actuar y moverse según su propio juicio y consideración, siempre y cuando no atente contra las leyes del país del que hace parte. Los límites de la libertad externa son impuestos por leyes y el Estado es el único que puede privar a los individuos de este derecho mediante el castigo de la prisión. Por eso, la libertad externa puede ser más o menos amplia, dependiendo de los marcos jurídicos y políticos de cada país.
La libertad interna puede entenderse como el derecho que tiene todo hombre de decidir en torno a cuestiones que le afectan como persona. Directamente relacionada con la voluntad, la libertad interna le permite al hombre irse construyendo una esencia, un ser, con su vida, con sus decisiones y con sus actos. Por ejemplo, el hombre cuenta con la capacidad para decidir comer o caminar y nadie puede tomar esas decisiones por él.
¿Somos realmente libres?
En principio, como vimos anteriormente, las decisiones que tomamos dan por supuesto que las personas somos libres y que, por ello, podemos organizar nuestra vida de acuerdo con los criterios que vayamos considerando más adecuados. Sin embargo, ¿es esto verdad? ¿No es cierto que desde que nacemos, estamos sometidos a las normas que la sociedad y el Estado nos imponen, y a lo que mandan nuestros padres y profesores? ¿No es cierto que nacemos ya con unas características físicas y psicológicas que nos determinan? En últimas ¿realmente somos libres?
Es claro que las circunstancias sociales, económicas, políticas y culturales influencian nuestra manera de actuar y que, además, no nos podemos desprender de ellas. Sin embargo, también es evidente que tenemos cierto grado de control sobre nuestros actos. Como respuesta ante esta problemática, la filosofía ha defendido dos actitudes contrarias:
La posición determinista que, convencida de que nada acontece sin causa, afirma que, aunque nosotros tenemos una voluntad propia, no somos realmente libres porque nuestras elecciones están determinadas por algo externo.
La posición que defiende que las acciones humanas solo tienen como causa la voluntad y, por lo tanto, aunque estemos condicionados a obrar en un sentido o en otro, podemos considerarnos libres.
EL DETERMINISMO
Según sus creencias y corrientes de pensamiento, los deterministas abordan el concepto de la libertad de manera diferente.
El determinismo cosmológico: el destino
Heráclito de Éfeso (535 a.C.-484 a.C.) creía que todas las cosas tenían una razón de ser y, como la serie de razones no puede ser infinita, ha de haber una razón común a todo, que es la ley que rige el universo. Aproximadamente un siglo después, los estoicos entendieron esa ley del universo como el destino, según el cual todo sucede fatalmente y el hombre no puede hacer nada para impedirlo.
Sin embargo, los estoicos también se dedicaron a la pedagogía y a la ética, enseñando cómo se debe obrar, lo que demuestra que creían espontáneamente en la libertad. Como el determinismo cosmológico evidentemente supone que, haga lo que haga, el hombre no puede cambiar el rumbo del destino, según el cual todo sucede fatalmente y el hombre no puede hacer nada para impedirlo.
Sin embargo, los estoicos también se dedicaron a la pedagogía y a la ética, enseñando cómo se debe obrar, lo que demuestra que creían espontáneamente en la libertad. Como el determinismo cosmológico evidentemente supone que, haga lo que haga, el hombre no puede cambiar el rumbo del destino, los estoicos crearon un ideal de vida. Según ellos, el sabio era el que, consciente de que la felicidad exterior está en manos del destino, asegurara su paz interior, haciéndose insensible al sufrimiento que el destino le pudiera reparar.
Con este planteamiento se comienza a dar la distinción entre la libertad interior, que podemos controlar, y el mundo exterior que no depende de nosotros.
El determinismo teológico: la predestinación
Los reformadores protestantes insistieron en que el ser humano carece de libre albedrío y está predeterminado. En cambio, los teólogos católicos intentaron contrarrestar el determinismo diciendo que Dios y el hombre son conjuntamente los autores de los actos humanos.
El determinismo científico
El determinismo científico consiste en explicar la causa de la conducta humana desde alguna determinada ciencia. Esta postura constituye un reduccionismo porque reduce la complejidad y riqueza de las dimensiones humanas a una sola. A continuación podemos ver algunos ejemplos de determinismos científicos:
El determinismo, aunque cuenta con argumentos válidos, no explica por qué tenemos la convicción de ser libres, ni justifica por qué nos hacemos responsables de nuestros actos, ni mucho menos da una respuesta a la pregunta sobre por qué existen la moral, el derecho, la religión y la política. Frente a las debilidades de la postura determinista, podemos buscar respuestas en la noción de condicionamiento.
En primer lugar, la acción humana no es mecánica, es decir, no funciona a partir de un esquema estimulo-respuesta, como sucede con los animales. El ser humano presenta una variedad de comportamientos que sobrepasa la previsión, de tal manera que, por bien que conozcamos a alguien, jamás podremos saber exactamente cómo se va a comportar en una situación determinada.
En segundo lugar, aunque nos sintamos seres libres, es evidente que nuestra libertad no es limitada: no elegimos en cada situación entre todas las posibilidades sino solo entre una porción de ellas. Esto nos lleva a pensar que nuestra libertad está condicionada por muchos aspectos: nuestra dotación genética, la sociedad en la que vivimos, la educación que recibimos, la situación económica y la política en la que estamos inmersos, etc.
Estar condicionado es distinto a estar determinado. Estar condicionado significa que no se tiene una libertad absoluta pero que se conserva la libertad suficiente como para saberse responsable de los propios actos. En cambio, estar determinado niega completamente la posibilidad de que exista la libertad. Entonces, el condicionamiento supone que nuestra libertad tiene unos límites pero que de ninguna manera nos impide tomar decisiones.
Según lo que hemos visto, nuestra libertad está condicionada por muchos factores y ha de elegir, mediante la inteligencia, entre un mundo de posibilidades que se le presenta constantemente. Tiene que deliberar entre los medios más oportunos que se propone y, aunque condicionada, su voluntad es libre de elegir. Ahora bien, es de vital importancia concebir la noción de libertad siempre en relación con la de responsabilidad. Porque somos libres, asumimos una cierta responsabilidad.
En términos generales, la responsabilidad es la capacidad de dar razón de nuestras acciones. Precisamente como escogemos entre una gran variedad de opciones antes de actuar, debemos ser capaces de responder a la pregunta sobre por qué hemos elegido una u otra posibilidad.
La noción de responsabilidad no puede entenderse sólo en una dimensión personal sino también en una colectiva. El hombre, al poder actuar libremente en el mundo y, por lo tanto, al poder transformarlo, debe hacerse cargo de sus acciones. Esto significa que, al gozar de una libertad, adquiere un compromiso pues cada decisión que toma implica al resto de la humanidad.
Sin embargo, nuestra responsabilidad no se reduce solo a esto, sino que se extiende también a la capacidad de responder de las personas con las que nos relacionamos y de las que se encuentran en situación de necesidad, puesto que nos es posible ponernos en su lugar. No nos podemos desentender de los demás porque, como vivimos en sociedad, solo con ellos es posible realizar plenamente nuestra vida.
No podemos huir de nuestras responsabilidades personales puesto que puede perjudicar no solo nuestra vida sino también la de los demás. No debemos abandonar nuestras responsabilidades porque eso significa renunciar a vivir una vida auténticamente personal, por no mencionar los daños que ello nos acarrearía. De hecho, ya los vivimos en gran medida porque es bastante frecuente en nuestra sociedad intentar descargar las responsabilidades personales en otros con tal de no asumirlas nosotros mismos.
Finalmente, la responsabilidad, como factor implícito de nuestra libertad, es la que nos permite diseñar leyes comunes para poder vivir en sociedad sin perjudicarnos. Las personas somos capaces de darnos nuestros propios fines y leyes, capaces de diseñar ideales humanizadores que brotan de una experiencia histórica: la del sufrimiento causado por la esclavitud, la opresión, la explotación de unos seres humanos por parte de otros y por la sumisión a las leyes naturales.
Sánchez León, M. C., & Rojas Andrade, G. (2012). Libertad, autonimía y responsabilidad. En M. C. Sánchez León, & G. Rojas Andrade, Pensamiento filosófico 1 (págs. 146-149). Bogotá D.C.: Santillana.
miércoles, 7 de abril de 2021
Actividad 01 Ética, grado séptimo. 2P
Estilo
|
Características
|
Repercusiones
|
Autoritario
|
·
Abundantes
normas y exigencias de obediencia estricta.
·
Altos
niveles de control y exigencias de madurez
y bajos niveles comunicación y afecto explícito.
·
Castigo
frecuente y medidas disciplinarias enérgicas.
|
§ Falta de autonomía personal.
§ Falta de creatividad.
§ Menor competencia social.
§ Baja autoestima.
§ Tendencia a la obediencia, al orden.
§ Poca agresividad, timidez y poca tenacidad en la consecución de
metas.
|
Democrático
|
·
Dirección
de la actividad del hijo(a) de modo racional y orientado al problema.
·
Niveles
altos de comunicación y afecto.
·
Niveles
altos de control y exigencias de madurez.
·
Normas
claras y consistentes y cuando es necesario se recurre al castigo pero
apoyándolo en razonamiento.
·
Mucho
afecto y refuerzo del comportamiento del hijo.
|
§ Altos niveles de autocontrol y autoestima.
§ Capaces de afrontar situaciones nuevas con confianza e
iniciativa.
§ Persistentes en las tareas.
§ Interactivos y hábiles en las relaciones sociales e
independientes.
|
Permisivo
|
·
Ausencia total de restricciones.
·
Bajo
control y exigencias de madurez.
·
Altos
niveles de comunicación y afecto.
·
Aceptación
de las conductas, deseos e impulsos de los hijos.
·
Poco uso
del castigo y la autoridad.
·
Poca
exigencia en la responsabilidad.
|
§ Problemas para controlar sus impulsos.
§ Dificultades para asumir responsabilidades.
§ Inmadurez y bajo nivel de autoestima.
§ Más alegres y vitales que los hijos de estilo autoritario.
§
Muestran
más conductas agresivas y caprichosas.
|
Indiferente
|
·
Bajo
control y exigencias de madurez.
·
Poca
comunicación y poco afecto.
·
No hay
normas.
·
Escasa
intensidad de los apegos.
·
Relativa
indiferencia respecto a las conductas de los hijos.
|
§ Infelicidad.
§ Desarraigo.
§ Poco autocontrol.
§ Llamadas constantes de atención.
|