jueves, 11 de marzo de 2021

Actividad 04 Ética, grado noveno. 1P

La sabiduría moral.

 


Saber ser feliz

Para ser persona moralmente sabia es preciso aprender a ser feliz. Y para eso es indispensable entrenarse, cultivar un conjunto de virtudes, la más importante de las cuales es la prudencia. Es prudente quien sabe actuar buscando lo que le conviene pero no lo que le conviene en un momento puntual, ni siquiera a medio plazo, sino en el conjunto de su vida. Optar por un placer inmediato, que a la larga causa dolor, es de imprudentes; conjugar el sacrificio y el disfrute de modo que resulte la mayor felicidad posible es de sabios.

Es prudente la persona que sane encontrar el justo medio entre el defecto y el exceso, entre la temeridad y la cobardía, entre el despilfarro y la avaricia; la persona que sabe apreciar la amistad, el cariño, la lealtad, y no se deja engañar por el éxito fácil ni por los amigos que solo lo acompañan en el triunfo, y no en el fracaso.

Sin embargo, la felicidad plantea a la ética al menos tres problemas:

  •  No todos debemos tener el mismo ideal de felicidad, sino que aparece lógico que exista una variedad de modelos de felicidad dependiendo de las personas, los grupos y las culturas. Los ideales de felicidad no son, pues, universales.

  • Alguien puede entender que su felicidad justifica el sufrimiento de otros. Este tipo de felicidad no es verdaderamente humana, sino que es bienestar, y el bienestar se opone muchas veces a la justicia.

  • Ser felices no depende solo de uno mismo, sino también de otras personas. La felicidad es, pues, conquista y don.

El hecho de que los ideales de felicidad no sean universales y, sin embargo, haya algo en lo moral que exige valer universalmente, así como el hecho de que muchos confundan felicidad y bienestar, y para estar bien realicen injusticias, ha llevado a éticos actuales a distinguir entre dos aspectos de la moral: lo justo y lo bueno; la justicia y la felicidad.

Saber ser justo.        

Cuando afirmo que algo es justo, no pretendo sólo expresar un sentimiento mío (emotivismo). Tampoco estoy expresando lo que tiene por justo mi grupo y que sería correcto que otros grupos no vieran de la misma manera (relativismo): estoy pretendiendo que lo tenga por justo cualquier ser racional que sea imparcial, es decir, que no piense solo en su interés individual o de grupo, sino en el de todas las personas. Saber ser justo es ser capaz de tener en cuenta no solo el interés del grupo o de algunos grupos, sino el interés de todos.

Si digo, por ejemplo, que la actual distribución de la riqueza es injusta porque gran parte de la humanidad muere de hambre mientras una minoría tiene alimentos de sobra, no intento solamente expresar una opinión. Lo que se pretende es afirmar que debería cambiar la distribución de la riqueza y que, de esta manera, pudiera pensar cualquier persona preocupada por el bien de todos, sea de cualquier raza, nacionalidad o grupo.

Lo justo se refiere a aquello que es exigible a cualquier ser racional que quiera vivir moralmente, mientras que lo bueno, lo que proporciona la felicidad, lo es solamente para una persona, un grupo o una cultura.

Con la distinción entre lo justo Y lo bueno podemos ya intentar res­ponder a la pregunta de si hay valores o criterios morales universales: los hay de justicia, pero no de felicidad. La justicia se exige, a la felici­dad se invita.

Éticas de la justcia y éticas de la felicidad.

Las éticas de la justicia o éticas de mínimos se ocupan sólo de la dimensión universalizable del fenómeno moral, es decir, de aquellos deberes de justicia exigibles a cualquier ser racional Y que, en definiti­va, componen unas exigencias mínimas.

Las éticas de la felicidad, por el contrario, intentan ofrecer ideales -. De vida buena, en los que el conjunto de bienes de que las personas podemos gozar se presentan jerarquizada mente como para producir la mayor felicidad posible. Son, por tanto, éticas de máximos, que acon­sejan seguir su modelo, nos invitan a tomarlo como orientación de la
conducta, pero no pueden exigir que se siga, porque la felicidad es co­~ de consejo e invitación, no de exigencia.  

Actividad de clase.

Realice un mapa conceptual con base en este tema. Se entrega por la asignación de edmodo.

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