La Importancia de Establecer Límites sanos: Los seres humanos no nacen sabiendo cómo deben comportarse. Al contrario, nacen siendo inmaduros, impulsivos, insaciables y sin disciplina.
Es por esto que tienen a los padres — para que les enseñen lo que se espera de ellos, para establecer reglas y normas para el buen comportamiento y para definir y hacer cumplir las consecuencias de dicho comportamiento. Los adultos ‘consienten’ a los niños cuando no proveen este tipo de estructura.
Los límites y las normas son
fundamentales porque:
Otorgan a los niños sentimientos de seguridad
y protección.
Los niños van creando sus propios referentes y
van adquiriendo unas pautas de lo que es y no es válido, lo cual les ayudará a
ir conformando su propia escala de valores.
Ayudan a lograr una convivencia más organizada
y promueven el sentido del respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
Preparan a los niños para la vida en una
sociedad que se rige por restricciones y obligaciones, que deberán aprender a
cumplir, por el bien de todos.
Ponen restricciones y límites al comportamiento de los niños y les ayudan a desarrollar, de forma progresiva, la tolerancia a la frustración, es decir la capacidad para poder asimilar el sentimiento de frustración que provocará el hecho de que no siempre les salgan las cosas como les gustaría.
¿Cómo establecer límites?
1. Ser claro
y específico. Los
límites han de ser claros, específicos, sencillos y positivos. De esta manera
se informa a los niños lo que se espera de ellos y cuándo. Así por ejemplo, si
dices: después de comer, tira los restos de comida en el cubo de la basura, pon
los platos sucios en el fregadero y quita el mantel, es probable que sepa
exactamente lo que se espera que haga.
2. Informar
de las circunstancias en que se aplica: No juegues en la calle, no tenemos suficiente dinero, por eso hoy
no hay helado, No vayas a casa de Juan hoy a la hora de la cena, están muy
ocupados en su casa.
3. Deben
formularse de manera positiva. Deben
informar de lo que hay que hacer, no de lo que no hay que hacer. Por ejemplo:
cuando te sientes pon la espalda erguida, en lugar de no te sientes así
corvado. Cuando un niño llega a estar irritado y actúa destructivamente, los
padres tienen probabilidad de pensar primero en los límites negativos, por
ejemplo, ¡no me hables de ese modo!, ¡no hagas daño a tu hermano!, ¡no tires
las cosas! Los niños también necesitan límites positivos para ayudarles a
tratar con sus emociones. Al lado de los NO HAGAS, un padre puede decir
también: cuando te enfades dime cómo te sientes. Esto muestra al niño otro modo
de manejar el enfado o irritación.
4. Ser
firme. Mostrarse amable pero firme,
es una buena manera de que los niños muestren atención y sigan nuestras
instrucciones: · Sostenerle quieto por los hombros mientras le das las
instrucciones. · Mirarle directo a los ojos. · Hablarle de una manera clara y
con un tono firme. · Deja que tu rostro parezca serio mientras le hablas. ·
Insistir en ser atendido y obedecido a una instrucción razonable.
5. Ser consistente. Los límites deben hacerse cumplir de manera consistente, es decir, deben cumplirse siempre que las circunstancias sean las mismas.
Las reglas deben de ser: Claras, Realistas, coherentes. Y se dividen
en:
a.
Fundamentales, deben de ser pocas, ejemplo: agresiones a
los hermanos y padres, de respeto., no se pueden negociar.
b.
Importantes: poco numerosas y claras. Ejemplo: Hora de llegada a casa, a veces
se pueden negociar.
c. Accesorias: tareas en el hogar, ejemplo: Hacer la cama todos los días. Se pueden negociar.
Castigo: Se define como castigo la presentación de una
consecuencia negativa que sigue una conducta y que disminuye la probabilidad de
que esa conducta vuelva a repetirse.
Se puede
utilizar el castigo si se hace adecuadamente, es decir, siempre y cuando:
No sea el método exclusivo para el aprendizaje
de las normas.
No implique humillación ni descalificación de
los hijos y buscando el momento y el lugar adecuado.
Se concrete con exactitud el motivo por el que
se castiga para propiciar así la posibilidad de subsanar el error.
Se aplique lo más inmediatamente posible a la
aparición de la conducta a eliminar.
Se elija un castigo proporcional a la magnitud
del comportamiento problema.
Se elija el castigo en función del momento evolutivo de los hijos.
Cómo fomentar la responsabilidad: Esto requiere un conjunto de estrategias y habilidades que la persona va desarrollando a lo largo de su vida. Ser responsable supone:
J Conocer y practicar las normas familiares.
J Tener suficientes habilidades de autocontrol.
J Disponer de autonomía suficiente para tomar
decisiones propias, conociendo las consecuencias tanto positivas como negativas
de las mismas.
J Plantearse objetivos estables, concretos, bien
delimitados y asequibles.
J Estar motivados para conseguir los objetivos
que cada uno se propone.
BIBLIOGRAFÍA